Cycle: Psicología 3, Motivación
En nuestra última columna de este eje temático, se expuso el primer paso que debe darse desde la piscología para lograr iniciar un proceso de formación deportiva de manera ideal. Esta vez la columna ahondará en una de las temáticas más asociadas a la psicología, la motivación.
CYCLE: Psicología
Por: Diego Becerra
Para estar motivado es preciso tener muy claros los objetivos que se persiguen (así como los medios de trabajo para alcanzar tales fines) y, además, hacer cuanto sea necesario para conseguirlos. La sumatoria de la claridad en los objetivos y el compromiso con los medios de trabajo para alcanzarlos da como resultado la motivación. Esta columna puede parecer estar enfocada para entrenadores, pero la verdad, es que es aplicable de manera personal, porque nadie más que uno mismo es su primer gran entrenador.
La motivación es posible de medir. El cumplimiento y la iniciativa son los principales indicativos de motivación. Al hablar de cumplimiento en el deporte me refiero al desarrollo total de cualquier tarea, norma, instrucción o consigna que sea planificada y contextualizada. Un ejemplo es la puntualidad de llegada por parte del atleta a las diferentes sesiones planificadas en el entrenamiento. Al observar y anotar su comportamiento (se presenta antes de la hora establecida, se presenta a la hora establecida o se presenta cinco minutos después de la hora establecida) puede generarse un cálculo de porcentajes de puntualidad, y la verdad es que pocos índices dicen tanto sobre la evolución de la motivación, como la progresión de la puntualidad a lo largo de la temporada. Sobre la iniciativa a nivel deportivo se entiende como la capacidad para idear, proponer o emprender de manera voluntaria caminos alternos que rompan paradigmas en cada espacio preparatorio y competitivo. La iniciativa es en ultimas la búsqueda de soluciones a problemas, probar nuevos medios y recursos, proponer formas para llevar a cabo la consecución de un objetivo de manera más eficiente. Por lo tanto, la sumatoria de estos dos índices, el cumplimiento y la iniciativa, da como resultado el nivel de motivación actual del atleta, y la comparación de la suma de estos a través del tiempo, permite establecer una curva de motivación y detectar niveles de descenso de la misma.
Antes de poder plantear qué puede hacerse para motivar a los atletas (o a si mismo), convendría tener claro qué debe hacerse para que conserven la motivación que ya tienen, sea mucha o poca; un aspecto que es sumamente importante no solo para directores técnicos, sino para quienes de manera total o parcial hacen parte del proceso: preparadores físicos, monitores, padres de familia, docentes, entre otros.
El primero de los puntos para conservar la motivación es no confundir las necesidades de los atletas con la del cuerpo técnico. Muchas veces de manera inconsciente, el cuerpo técnico entrega demasiada información a los atletas, y la razón no es porque esos atletas necesiten toda esa información para tomar mejores decisiones, sino porque como cuerpo técnico necesitan tener la tranquilidad de que todo aquello que pueda generar un error no fue omitido, o por otra parte, demostrar que el dominio que tienen a nivel teórico de la preparación es alto. Sin embargo, el objetivo del cuerpo técnico en este aspecto, no puede ser salvar responsabilidad en los posibles impases en la dinámica preparatoria o competitiva, o ganar autoestima en cada intervención. El objetivo en ultimas del cuerpo técnico debe ser “hacer que hagan” de la manera menos compleja posible.
Un segundo punto importante para lograr que los atletas conserven la motivación que ya tienen es exigir, en la medida de las capacidades de los atletas. Exigir a los atletas niveles de rendimiento por encima de las capacidades adquiridas en un momento dado de la formación deportiva (nivel deportivo, biológico y/o cognitivo) conducen a una serie de reacciones que van a terminar disminuyendo la motivación (ver, síndrome de indefensión aprendida).
El tercer punto importante a tener en cuenta en el mantenimiento de la motivación, es la variación en los estilos de dirección. Unificándolos en tres grandes familias estos estilos pueden dividirse en: dictatorial, democrático y permisivo. Ninguno de ellos es válido para cualquier situación. Por lo tanto, la virtud de un cuerpo técnico a la hora de dirigir, radica en la capacidad de combinar los estilos en función de la situación, el objetivo y las particularidades del atleta. Para que este proceso de combinación de estilos sea menos subjetivo describiré los límites de los tres anteriormente citados. El límite de estilo dictatorial son las posibilidades reales de cada atleta. Exigir por encima de las posibilidades, es aumentar de manera anticipada la posibilidad de no lograr los objetivos planteados, adicionando a este resultado, una disminución en la confianza y credibilidad propia y en el cuerpo técnico. Aquellos atletas que aún no han llegado a un nivel de experticia suficientemente alto, ante situaciones importantes y decisivas pueden ser dirigidos utilizando este estilo. Por otro lado, el límite del estilo democrático radica en el grado de autonomía de los atletas. Delegar más responsabilidad de la que puedan asumir, es dar un espacio a que esta misma puedas ser usada de manera incorrecta y, por ende, los objetivos de la temporada puedan ser afectados. Este estilo está especialmente indicado cuando el cuerpo técnico busca la implicación del atleta en su preparación. Atletas que ya saben bastante, pero que no terminan de estar motivados, responden especialmente bien a este estilo. Para finalizar, el límite del estilo permisivo es sobrepasado cuando el cuerpo técnico pierde el control sobre el proceso deportivo. Por más que el atleta decida por sí mismo, siempre le debe quedar clara la importancia de la supervisión de un cuerpo técnico. Se debe adoptar mayoritariamente este estilo de dirección con atletas que ya tienen un gran conjunto de conocimientos teóricos y prácticos, que demuestren querer y estar motivados con el proceso deportivo, o, en el caso que quiera dársele a cualquier atleta un respiro en la preparación dada la finalización de un ciclo o el inicio de un periodo de mucha exigencia.
Un último punto importante en la búsqueda de mantener la motivación actual de la atleta, es la individualización de la dirección. Tener unas normas y aplicarlas a todos los atletas por igual no es atender a las necesidades propias de cada uno. Por eso, tratar a todos por igual no motiva (ni siquiera al cuerpo técnico). Motivar significa cubrir las necesidades de cada uno de ellos. Necesidades que van a ser diferentes para cada uno de ellos y que pueden ir cambiando a lo largo del tiempo. Un cuerpo técnico exitoso es aquel que no solo busca el desempeño de cada atleta en función de sus necesidades, sino aquel que es capaz de hacer entender que la individualización o ese trato diferenciado permite construir caminos de mejora y no obedecen a una discriminación o falta de confianza en sus capacidades.
Luego de haber explicado en qué consiste el apoyo para la conservación de la motivación, es posible plantear cómo se puede aumentar la motivación, para ello, usaremos el acróstico V.I.P. Variar (V), más que los objetivos, los medios de trabajo necesarios para alcanzar esos objetivos. Variar los entrenamientos, el lugar de la realización de los mismos y las dinámicas planificadas. Variar el tono de voz, el lugar donde se dan las sesiones de retroalimentación, los ejemplos utilizados para ilustrar conceptos, las razones de la importancia de cada sesión, y por ultimo quien asume el protagonismo de cada sesión. Gracias al fenómeno psicológico de la habituación, variar alguno de los aspectos que componen lo habitual de la preparación tiene un efecto motivante. Seguido de la V, viene la I. Implicar (I) no es obedecer, hacer justo lo que se les manda o cumplir con las instrucciones. Implicar como factor motivante para el atleta, es tomar decisiones de manera autónoma, o por lo menos sintiéndose parte de la decisión, del logro de un objetivo, o del compromiso asumido. Por último, la P. Premiar (P) que es un concepto que para ser explicado de una mejor manera me apoyaré en un cuadro.
Como se ha podido observar, la motivación en el deporte lejos está de ser ligada solamente a un estado anímico. Necesita tenerse claridad en los objetivos de la temporada y compromiso con los medios de trabajo para alcanzarlos. La motivación es cuantificable en este aspecto, y como en cualquier aspecto personal, el cumplimiento e iniciativa, son indicadores reales de cuánta motivación existe en el proceso de entrenamiento, siendo criterio de cada quien, qué acciones evaluar bajo estos dos indicadores. Por otro lado, como he descrito, la motivación es posible mantenerla y aumentarla de múltiples formas, y siempre será determinante para lograr incrementar el rendimiento deportivo. Así que para finalizar me gustaría dejar tres preguntas a manera de reflexión, ¿En qué porcentaje la clave del éxito en el deporte está ligada solamente a la capacidad fisiológica del atleta? ¿Será la capacidad del atleta para poder desarrollar esa capacidad fisiológica día tras día un factor más importante? ¿Cuánto tiempo semanalmente se dedica a los componentes de la preparación que son distintos al entrenamiento físico y técnico?