Cycle: Psicología 6, La vocación en el deporte

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Cycle: Psicología 6, La vocación en el deporte

CYCLE: Psicología

Por: Diego Becerra 

LA VOCACIÓN EN EL DEPORTE

La intención de la anterior columna de este eje temático, fue ahondar en uno de los aspectos que componen el “poder aprender”. Recordemos que esta condición (poder aprender) debe abordarse desde dos perspectivas, la dinámica funcional personal y el entorno más cercano del atleta. La primera se refiere a la forma de pensar del atleta, la forma de comportarse, los valores, las actitudes, las creencias y principios que definen su manera diaria de sentir e interpretar las cosas que suceden. La segunda hace alusión a las personas que integran el entorno inmediato del atleta. Si se habla de un atleta en formación tendrá en su entorno más cercano: sus padres, amigos, compañeros de equipo y entrenadores.

Luego de haber hablado en la anterior columna sobre la forma como las personas que integran el entorno inmediato del atleta condicionan el poder aprender. Hoy hablaré sobre la forma que lo hacen en este mismo aspecto los entrenadores.

Es importante entender, que los entrenadores y directores técnicos, a medida que la temporada va desarrollándose, empiezan a tener un valor preponderante en el accionar del atleta. Haciendo muchas veces que: la cercanía diaria, la construcción en equipo del camino a los sueños conjuntos, la confianza otorgada por parte del atleta en múltiples aspectos (salud, carrera deportiva, tiempo de vida, entre otros), condicionen de manera directa o indirecta la manera como el atleta concibe el día a día y los criterios que usa para tomar decisiones en diferentes áreas (deportiva, familiar, social, emocional, económica). 

fcyclepsico6dDicho lo anterior, es importante resaltar que la forma como el entrenador asume el desarrollo de cada proceso deportivo, condicionará de manera notoria la posibilidad de éxito o fracaso del mismo a través del tiempo. Pero aún más importante, condicionará la capacidad de “poder aprender”, no solo del atleta, sino del ser humano que crece y evoluciona como persona.

Al hablar de clasificaciones de entrenadores, encontramos por lo general las siguientes:

MORENO, P Y VILLAR, F (2004), MARTENS, R (2002)

Autoritarios: en este estilo, el entrenador se caracteriza por tomar todas las decisiones. El lugar del deportista se limita únicamente a responder a todas las órdenes

Democráticos: se define por hacer parte al deportista en la toma de decisiones. Se preocupa por sus deportistas. Lo caracteriza un perfil más sociable y flexible.

Permisivos: se opone a las características del autoritario. Caracterizado por delegar la toma de decisiones. Concibe la competición de forma relajada, pasiva.

IBÁÑEZ (1997)

Entrenador tradicional, clásico: transmite una filosofía basada en la transmisión de modelos eficaces. De estilo directivo e impositivo. Los atletas no participan en la toma de decisiones.

Entrenador tecnológico, tecnócrata: considera de gran relevancia el control de los parámetros que se pueden medir. Tiene una planificación meticulosa y controles rigurosos. 

Entrenador innovador, creativo: tienden a innovar y crear elementos novedosos. Utilizan gran variedad de medios y recursos.

Entrenador colaborativo, jefe de un equipo de trabajo: optan por delegar responsabilidades, y trabajar en forma grupal con colaboradores.

Entrenador psicólogo, dialogador: gran importancia a la palabra y a las relaciones personales. Considera necesario charlas instructivas que mentalicen a sus atletas.

Entrenador crítico, reflexivo, inconformista: muy crítico con todo lo referido al entrenamiento y la competición, muy perfeccionistas y exigente.

fcyclepsico6eBAÑUELOS (1994)

Entrenador pedagogo: donde el entrenador es caracterizado por desarrollar una labor de educador. 

Entrenador técnico: actúa de acuerdo a su conocimiento técnico táctico que tiene sobre el deporte. 

Entrenador coordinador: caracterizado por coordinar el equipo del cual forma parte. 

Entrenador gestor: centrado fundamentalmente en los aspectos que rodean a la práctica deportiva. 

Entrenador afectivo: se centra principalmente en las relaciones personales.

Todos estos referentes teóricos respecto a los modelos y estilos de entrenador nos permiten analizar cada profesional que se encuentra al frente de un proceso deportivo. No obstante, si bien cada estilo condicionará el “poder aprender” del atleta, la motivación por la cual un profesional asume un proceso deportivo es aún más importante. De hecho, los anteriores modelos y estilos, parten de la afirmación categórica de que cada entrenador asume su rol, en la libertad y deseo explícito de maximizar el potencial de cada atleta por medio de los conocimientos teóricos y prácticos que va sumando temporada tras temporada. No obstante, la realidad muchas veces dista de esta afirmación.

Es por esto que es importante dar a conocer un modelo más:

LOS DESINTERESADOS:

La falta de implicación en el proceso deportivo del atleta es la principal característica de ellos. Son entrenadores que encuentran el proceso deportivo del atleta poco motivador para llegar al punto de involucrarse en él. Por lo general sucede cuando los atletas son asignados por una institución a un entrenador.

Estos entrenadores pueden llegar a mostrar su desinterés de manera directa al atleta, pueden formular indicaciones generalizadas sobre entrenamiento y competencia, y/o pueden ser despectivos y poco asertivos en las sesiones de entrenamiento diarias. Son entrenadores que de manera consciente o inconsciente hacen que el atleta pierda tiempo en su proceso deportivo, ejecutando tareas sin propósito y sin una progresión lógica.

Muy probablemente este comportamiento nunca sumará en la construcción integral del atleta, pero muchas veces si restará de múltiples formas.

fcyclepsico6aLOS MERCENARIOS:

La búsqueda de resultados por encima del proceso deportivo es la principal característica de ellos. Son entrenadores que sea por gusto propio, o necesidad de generar medallas a nivel institucional, priorizan la búsqueda de resultados frente a la formación del atleta.

Es muy común en este tipo de entrenador, la búsqueda continua y la preferencia por atletas que puedan rendir a corto plazo o que estén en un estado de forma ideal en ese momento. Por lo general sus diagnósticos y pruebas control son de orden transversal (comparación entre atletas, ej. competencias) y pocas veces longitudinales (progresión de la forma del atleta a través del tiempo).

Este tipo de entrenadores no buscan orientar al atleta a su mayor potencial, si este potencial está por fuera del alcance del manejo de ellos mismos (los entrenadores) o si beneficia directa o indirectamente a otro profesional, por ejemplo: cambio de horario de entrenamiento, cambio de modalidad, ingreso a una selección departamental o nacional, transferencia a otro deporte. Por otro lado, pero en el mismo sentido, utiliza otros atletas para mejorar el rendimiento de su atleta principal, dándole una prioridad secundaria o nula al progreso de los atletas “sparring”.

Este tipo de entrenadores siempre restará en la construcción integral de un atleta secundario. Por lo general, son un gran obstáculo en la búsqueda de proyectar deportistas con bases solidad para categorías elites y siempre dificultará el trabajo colectivo entre profesionales de la misma área o del grupo interdisciplinar. 

LOS UTILEROS:

Estos personajes se caracterizan por ser a voluntad propia o del atleta, los asistentes y utileros en las sesiones de entrenamiento y competencias. Situación que muchas veces obedece a la falta de conocimiento del profesional a cargo sobre el deporte donde ejerce, o, la gran influencia del atleta frente a directivos del equipo, club, liga, o selección.

En este caso el entrenador provee material competitivo, gestiona traslados y desplazamientos, compra y administra elementos para entrenar y competir (hidratante, caramañolas, neumáticos, etc), hidratar al atleta y está pendiente de cualquier necesidad que tenga, como cuidado de bicicleta, ajuste mecánico de la misma, inscripciones, tiempos de carrera, entre otros. 

fcyclepsico6bLOS DE RENDIMIENTO:

Estos entrenadores hacen realmente parte del equipo del atleta, están comprometidos con su proceso y no anteponen pensamientos y deseos individualistas, a la idea objetiva de bienestar del atleta.

Estos profesionales son conscientes del papel fundamental a nivel personal y deportivo que empezarán a tener en la vida del atleta. Sabiendo que la influencia del criterio de ellos, aumentará en las decisiones que tomará el atleta. Por lo mismo, asumen cada sesión de entrenamiento con la mayor responsabilidad al igual que cualquier otro factor que permita construir no solo al atleta, sino al ser humano. 

Son entrenadores que priorizan los diagnósticos longitudinales por encima de los transversales. El proceso deportivo va por encima de la búsqueda de resultados. Cada atleta es importante y merece un plan de entrenamiento adecuado a sus fortalezas y debilidades. Aspectos como el trabajo en equipo, la conformación de grupos interdisciplinarios, y el empoderamiento del atleta en su propio proceso, son las insignias de estos entrenadores. 

Los entrenadores de este último grupo, por lo general siguen el siguiente modelo de dirección:

* Definen una filosofía de dirección: la primera actuación del entrenador a la hora de asumir un proceso, es asumir una visión para el atleta. La visión es una fuente de liderazgo. Lo primero que se debe hacer, es crear una imagen en la mente de lo que el atleta podrá llegar a ser. No solo teniendo en cuenta aquello que se quiere conseguir, sino cómo se va a llegar allí.  

En el corazón de esta visión debe estar inmerso el ideal desinteresado de trabajo en equipo. Motivo por el cual es importante contemplar todas las personas que pueden estar involucradas en ese proceso efectivo y, trazarse como meta dar a todo el mundo un papel vital en ese mismo proceso.

La manera más efectiva según mi experiencia para forjar un atleta exitoso, es apelando a la necesidad de conectar con algo más grande que él mismo. Formar un atleta exitoso es esencialmente un acto espiritual. Esto requiere que el atleta comprenda de manera voluntaria que el deporte es un arte, en donde es necesario sacrificar una pasiones más bajas por otra más alta. La “mística” involucrada en el proceso, es lo que permite a un atleta ser exitoso desde el inicio, aun si solo ha dado un paso en el camino hacia él.

La forma de cómo lograr la conexión del atleta con ese “algo” más grande que él, será siempre el primer reto mental de un entrenador de rendimiento. 

fcyclepsico6e* Traducir esa filosofía a una forma de entrenar y unos roles puntuales del atleta: 

Las reglas o principios de la forma de entrenar, son el “manual de operaciones” mediante el cual el equipo de trabajo y el atleta regirán su manera de accionar. También, serán el modo más objetivo de evaluar el desempeño diario del atleta y su nivel de motivación (compromiso con los objetivos).

Tener unos principios claramente definidos con los cuales trabajar, reduce el conflicto, ya que despersonaliza la crítica. El atleta entiende que no está siendo atacado personalmente cuando se le corrige un error, sino que se intenta mejorar su conocimiento sobre la forma de entrenar.

Muchos entrenadores disponen de una filosofía propia y efectiva sobre el entrenamiento. Pero pocos son capaces de traducirla en una forma concreta de entrenar y en los roles individuales que debe cumplir cada integrante del equipo de trabajo y el atleta para poner en marcha esa forma de entrenar. 

* Proyectar al atleta:

El deporte cada vez es más especializado. En el ciclismo, por ejemplo, ya no solo existen ciclistas de ruta, pista y mtb. ahora en la ruta hay ciclistas escaladores de media y alta montaña, especialistas en la contrarreloj, sprinters de corta y larga distancia. 

El objetivo del entrenador está en detectar y maximizar el potencial del atleta. Para esto, no basta con enfocarse en desarrollar lo mejor posible al atleta en la modalidad y especialidad donde inició su práctica deportiva, sino preguntarse y vislumbrar si las capacidades de este mismo podrían ser mejor aprovechadas en una especialidad o modalidad deportiva distinta. Para esto es importante tener en cuenta que este tipo de

análisis debe ir de la mano de las necesidades internas del atleta, las expectativas y el sentido de realización del mismo.

* Fidelizar al atleta con la proyección: 

La visión inicial proyectada en la filosofía de dirección solo se hará realidad si es hecha suya por el atleta y cada miembro del equipo de trabajo en torno a él. 

Por otro lado, la forma de entrenar es esa huella personal de cada entrenador que merece ser trabajada y estructurada antes de ser implementada. Siempre la forma de entrenar condicionará el camino al éxito a un esquema de trabajo, el cual no será un impedimento para la adaptación a circunstancias inesperadas, sino la clave para hacer del entrenamiento un proceso eficiente y eficaz en todo momento.

Hasta aquí una clasificación de los diferentes tipos de entrenadores y el modelo de dirección de aquellos en el grupo de “rendimiento”, un modelo que es el paso inicial que debería tener cada entrenador a la hora de aforntar un nuevo proceso. Si usted es entrenador es posible que en medio de la lectura se haya sentido identificado con alguna de estas clasificaciones, o asociar esta clasificación a diferentes personas del entorno propio en el caso de ser atleta. Lo importante no es usar esta clasificación como un parámetro para juzgar el actuar, sino una herramienta para reflexionar y poner en marcha un cambio que permita al atleta lograr el “poder aprender”.

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