Buscando la Orinoquía

Marzo de 2012. Por Oscar Ochoa Acero

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Buscando la Orinoquía

Después de varias consultas y la decisión de afrontar un nuevo reto El Cañón de Guatiquia, invito un grupo de amigos para hacer maletas y embarcarnos en esta aventura que como siempre estaría llena de muchas sorpresas y anécdotas para nunca olvidar, como dicen mis amigos bienvenidos a una nueva 8adventures por Colombia.

Hoy en día, hay rutas que descienden hasta el Guatiquia, alrededor de 8 o 10 horas entre subida y bajada, donde subestimarlo puede ser fatal, despeñado por sus paredes verticales. Dar un paso de más hipnotizado por el vacío, mientras te adentras por los recodos que te hacen sentirte dentro. ¿Cómo negarse? Muchos deciden verlo desde la distancia, pero ¿donde más puedes sentir volar sobre tu bicicleta?

En un estado de incertidumbre, y tras cambios, que si, que no etc., giran 34 ruedas de El Parque Nacional Chingaza, hacia el Cañón del Guatiquia con la intención de encontrar la Orinoquia. El viernes por la noche, mercadito de líquidos, barras energéticas, geles, frutas, etc., herramientas, ropa y lo más importante las bicicletas.

Antes de amanecer, estamos en la calle, tras unas deliciosas almojábanas con aguadepanela en Misicuy cerca de Choachi, entre luces nos dirigimos en carros a Fomeque.

Con un golpe de pedal firme y pausado nos internamos en el paramo por un carreteable bien marcado, nos esperan 28 km de ascenso. Continuamos durante más de una hora ganando altura pedalazo a pedalazo, mientras vamos dejando los árboles frondosos que dan paso a los frailejones, guardianes de la montaña. El sol lucha a muerte con el frio. Y al final la luz puede con esa cortina de humo húmedo que nos ha perseguido hasta aquí. El cielo azul se abre y surgen ante nosotros frágiles cascadas de agua, avanzamos hacia el oriente, tras llegar al paso más alto vemos la laguna de Chingaza al fondo, Más arriba aparece la Serranía de los Órganos con sus formaciones abstractas y mágicas.

Giramos a la derecha y tras un fuerte ascenso con rampas del 25% entramos en el angosto y vertiginoso descenso hacia San Juanito. Felices por ingresar al Meta, pero el peligroso camino que nos engaña para soportar el vértigo nos impide contemplar la grandeza del paisaje, sin duda de los mejores de Colombia.

Uno a uno seguimos todo el descenso, que se curva hacia el Cañón, donde termina esta impresionante senda. Frente a nosotros divisamos el inicio del Cañón de Guatiquia, seguimos al oriente y llegamos por un ascenso a San Juanito bordeando el rio Guatiquia, entre paredes verdes y caídas de agua y vigilados por sorprendidos soldados del ejército y con la admiración y hospitalidad de los pobladores de este hermoso pueblo del Meta.

El corazón se me arrugo, los pelos se me erizaron y no pude evitar sentirme tremendamente pequeño y un poco más enamorado de Colombia cuando vi las profundidades del Cañón. Se podría pensar que tras todo lo conocido podría haber perdido la capacidad de emocionarme con un paisaje, con una vista. Imposible.

San Juanito es un emblemático y viejo pueblo del Meta. Por aquí han pasado generaciones de aventureros con una chispa de locura y grandes dosis de esfuerzo y valentía. Refugio mítico y acogedor donde siempre se respira un auténtico ambiente de montaña y algo de olor a misterio y zozobra.

Tras una comida campesina con el sabor puro de nuestra Colombia, donde un ratón nos mira con envidia desde el balcónde madera arriba del comedor, mas tarde unas cervezas en la plaza principal y el feliz cumpleaños a nuestro “Filosofo Justo” nos vamos a las viejas camas, donde esta noche hay un auténtico recital de roncadores.

El Segundo día, antes del amanecerestamos desayunando, será un buen día pues el cielo está estampado de estrellas. Con el Camel a la espalda se abre la claridad del día y comenzamos a pedalear hacia el oriente siguiendo las indicaciones de “Alejo”, un amigo que hizo esta travesía años atrás con éxito, por la senda real que atraviesa el Cañón de la cordillera desde Chingaza hasta el Orinoco. Ruedas a la derecha vemos dos puentes colgantes y debajo el Rio Guatiquia; el comienzo de la función del día. Tres cumbres mágicas de más de mil metros varadas en el centro de la cordillera y rodeadas de agua por todos lados. El primer impacto fue, indudablemente, el más grande. Fue de improvisto, de sopetón, sin esperarlo. No hubo acondicionamiento previo, pues el Cañón no puede verse hasta que estás al lado, sobre él, una tremenda raja que se hunde en las profundidades, separando norte y sur a lo largo devarios kilómetros.

Tras cruzar los dos puentes colgantes, comenzamos a ascender hacia San Roque. Caminamos por un sendero angosto y algo aéreo donde comienza a saltar el agua plateada de las primeras cascadas.

El Cañón se va cerrando y terminando el ascenso surge un abundante caudal de agua del interior de la montaña que se precipita desde lo alto sobre las piedras, otro puente colgante que da paso a los árboles frondosos y un paisaje selvático. El Cañón se abre salvaje ante nosotros, Paredes verticales escoltan al río Guatiquia que se precipita una y otra vez con toda la fuerza de esta naturaleza bella, exuberante y salvaje. Aguas verdes, azules, rosadas transparentes, corren con furia y dan sonido y vida a un bosque verdey exuberante donde conviven en armonía árboles y animales de distintas especies.

El single track descendente es alegre, peligroso y deleitoso. A cada paso absorbemos vida y calma de este cañón encantado y nuestra pupila no deja de gozar de esta luz transparente y clara en un ambiente lleno de vida. Desde lo alto de los farallones infranqueables nos observa una pareja de aguiluchos con su vuelo rítmico y pausado, en las ramas de los arboles se escuchan osos de anteojos que nunca se dejaron ver.

Dejamos atrás varios barrancos a nuestra derecha que añaden más agua a este río que se precipita una y otra vez en raudales y cascadas. Es impagable. Créanme que es uno de los lugares que más me han impactado de todas mis travesías. Y yo sólo pude tímidamente intentar robar el lugar a base de abrir y cerrar el obturador, intentado sin éxito apoderarme de ello, sabiendo de antemano que fracasaría en el intento.

Un nuevo río se suma con sus aguas , bajo el despoblado Monfort que cuelga en lo alto, el cuerpo se relaja y el alma se entusiasma cuando vamos llegando a su entrada, una imagen de la Virgen y dos puentes de vértigo: medieval y moderno ponen fin a la travesía por este singletrack de mas 20 km. Poco antes, una placa pegada en la roca en el sitio donde fue asesinado un sacerdote, que hace años vivió el violento mundo de su época en estos salvajes parajes.

Que la madre naturaleza nos acompañe en nuestro ruidoso mundo y cuide este cañón escondido como un diamante y verde como la esmeralda y proteja estas montañas de la codicia de los hombres.

La función llega a su final, en compañía del sol, acercándose al llano mientras roba los brillantes colores naranjas y la visión se esfuma delante de tus ojos, llego la noche que nos acompañara hacia nuestro destino final, Villavicencio en la Orinoquia Colombiana.

Comentarios (2)

  • Diego M. Gomez

    Diego M. Gomez

    08 Junio 2014 a las 11:11 |
    Gracias a esta cronica nos aventuramos con dos amigos mas a recorrer este cañon por el camino de san roque, una experiencia unica

    https://www.youtube.com/watch?v=AeJ1vnupxIA

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  • diego

    diego

    20 Junio 2016 a las 09:39 |
    saludos, amigo esta ruta se podria hacer en una moto?

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